lunes, 17 de septiembre de 2012

La Devoción a Nuestra Señora del Henar

Talla románica de Ntra. Sra. del Henar
Foto: Consuelo Escribano

Uno de los santuarios más importantes de Castilla es el de Nuestra Señora del Henar. Su devoción está profundamente arraigada en los pueblos y ciudades de alrededor contando con inmensidad de devotos, y contándose por miles aquellos que se acercan al Santuario a cada año. Este lugar ha sabido conservar a lo largo de los siglos esa necesidad que tiene el hombre de congregarse en determinados sitios con una finalidad de cohesión social. Los santuarios desde que el hombre es hombre han acrecentado esta necesidad, basándose muchas veces en el desarrollo de un imaginario colectivo, y han creado así una inmensa fuerza que ha conseguido la sacralización.  En Europa y especialmente en nuestro territorio o país, es la Virgen María protagonista de muchos de ellos. No gratuitamente, claro, pues ella es la Madre de Dios, de Jesús de Nazareth, cuyo ejemplo nos ha llevado a los hombres a nombrarla protectora de nuestros lugares y territorios desarrollándose así una religiosidad popular muy rica ya incluso, en el mundo cristiano, desde antes del Concilio de Nicea (325).

La Virgen preparada para la Eucaristía
Foto: Consuelo Escribano
          
  La veneración que la Virgen del Henar ostenta en la actualidad es amplísima y muy antigua, sus tallas y cofradías aparecen en muchísimas iglesias y parroquias de toda España, sobre todo desde el siglo XVIII. Como ejemplo tenemos la obra que escribe el jesuita Juan de Villafañe: Compendio Histórico en que se da noticia de las milagrosas y devotas imágenes de la reina de los cielos y tierra María Santísima que se veneran en los más célebres Santuarios de España. Advierte que hay poco que sea cierto y averiguado sobre el origen de la talla, pero consciente de la tradición que sobre ella pesa indica la leyenda sobre ella, como que fue fabricada en Antioquía y traída por San Jeroteo en el año 71 y venerada en un pueblecito llamado San Cristóbal del Henar. Es curiosísimo el comentario artístico que el padre Villafañe hace sobre esta Virgen, su forma de catalogar sigue unos pasos muy contemporáneos, y aunque como es lógico, él se confunde, deduce que por su tipología (una talla románica) es una de las más antiguas que hay en nuestro país.

Eucaristía en honor a Ntra. Sra. en la pradera
Foto: Consuelo Escribano

            Pero ya dentro de lo que es la leyenda conocida por todos, en este caso fueron San Frutos y sus hermanos los que ocultaron la imagen para evitar que fuera destruida durante alguna de las razzias, junto con un cirio encendido y en un lugar seguro. Según la leyenda fue indicado por un ángel (relación entre Tobías y San Rafael), cercano a la iglesia en la que se encontraba. Ahí fue resguardada la talla de la Virgen hasta que en el año 1580, un pastorcillo de Viloria vio a una señora que le curó el brazo y le pidió que llamara a su padre para que cavara y rescatara la imagen, y la hicieran una casa. Así hicieron, y tras retirar unas losas encontraron la talla de la Virgen junto con un cirio encendido. Cogió el padre la imagen en sus brazos y de ahí empezó a manar agua copiosa. Los pastores, con asombro, llevaron la imagen a donde había estado la talla antiguamente, a las ruinas de la antigua iglesia donde dispuso un sencillo altar. Allí acudieron los de Cuéllar una vez se les había avisado, y en una humilde choza la estuvieron venerando hasta que en 1642 con las limosnas de los vecinos y marqueses de Cuéllar, así como de los duques de Alburquerque costearon el edificio actual, que se tardó en hacer dos años.
Foto: Consuelo Escribano  
Inicio de la procesión
Los peregrinos danzan ante la Virgen
Foto: Consuelo Escribano
            Esta leyenda se publica por primera vez en la Historia de la milagrosa imagen de Nuestra Señora del Henar por Gregorio Baca de Haro, un clérigo segoviano que obtuvo el puesto de Capellán Mayor de Su Majestad en la Capilla Real de Granada. Ahí, además relata varios milagros que hizo la imagen y  después, el Padre Villafañe incluyó en su libro un resumen de los que él considera los más importantes. Aquí destacamos la primera salida de la Virgen de su Santuario que tuvo lugar en el año 1651 debido a una plaga de langosta que azotaba a la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar. Se relata que se sacaban los santos en procesión, que se hacían disciplinas públicas y viendo que no cesaba, se decidió llevar al Virgen a Cuéllar para ponerla en novena, al sacarla de su casa toda la langosta levantó el vuelo y cubriendo el sol y se arrojó a los ríos y arroyos, desapareciendo la plaga. De ello dieron testimonio los presentes y ello contribuyó a aumentar la devoción hacia esta imagen entre los pueblos de alrededor considerándola como protectora suya.
Innumerable gentío en torno a la Virgen con los niños en la carroza
Foto: Consuelo Escribano

            Esta devoción ha pervivido durante siglos, se conservan numerosos testimonios en torno a la romería de El Henar, su novenario e incluso el lugar, que forman parte de la vida de los habitantes de los pueblos de alrededor. Sigue siendo tradicional visitar a la Virgen en su camarín además acudir a la Fuente del Cirio o comer en la pradera. Desde aquí os invitamos a dejarnos vuestras historias relacionadas con este lugar.

La Virgen del Henar bajando hacia la pradera en la carroza con los niños
Foto: Consuelo Escribano

Miguel Herguedas Vela

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